En noviembre del año pasado, les hablaba en el post “Tu media naranja… ¿es tu media sandía?” de lo complicado que a veces puede resultar llevar una alimentación saludable o hacer un cambio de hábitos cuando tu pareja no lo hace. Hoy un año después quiero ir mas allá; no quiero hablar de comida, de calorías, de carbohidratos, ni de grasas, quiero centrarme más en el efecto químico y psicológico que causa estar enamorado, a la hora de sentarnos a la mesa o hacer ejercicio.
Seguramente han oído mas de una vez la expresión de “siento mariposas en el estómago”, pues no creo que haya frase que describa mejor el sentimiento de estar enamorado; ese noseque-que-queseyo que sientes cuando estas con esa persona que te trae de cabeza. Pues las dichosas mariposas, tienen un efecto “llenador” que por lo menos a mi, hace que se me vaya el hambre. Bueno, tal vez no el hambre, pero si la ansiedad.
Cuando estamos enamorados, nuestro cerebro libera químicos que nos hacen sentir bien. Éstos químicos se llaman dopamina, adrenalina y norepinefrina. También se ha descubierto que el amor aumenta el flujo de sangre hacia el centro de placer del cerebro, lo que explica por qué al principio de una relación no necesitamos de chocolates, carbohidratos, cigarros, ni nada de esas cosas a las que solíamos ser adictos y que nos generaban placer.
El enamoramiento nos motiva a ser mejores, a querer vernos bien para nuestra posible alma gemela, los hombres empiezan a ir al gym para marcar esos perdidísimos pectorales, las mujeres queremos bajar esos kilitos de más, el sentimiento de estar enamorándonos nos provoca querer vendernos y vendernos bien.
Con el ejercicio pasa igual, en mi caso muy particular si de por si amo correr y he encontrado en correr una descarga de euforia y adrenalina muy liberadora, correr sintiéndome enamorada me hace encontrar el ritmo, desconectarme de este planeta y sentir que en lugar de pisar el cemento, piso las nubes en cada paso que doy.
En conclusión, el amor nos sienta bien.
Amo estar enamorada.
Yo puedo confesar: Juntos subimos de peso, muchísimo. Y lo mejor, es que ahora juntos estamos bajando, aprendiendo a comer y recorriendo muchos kilómetros juntos. ¡Gran entrada! Saludos.