Hoy quiero hablarles de un tema que mucha amigas y lectoras del blog me han comentado, con queja, con sufrimiento, con dolor, con pena, con agobiación, pero al final, con la misma frustración: quieren cambiar sus hábitos pero su vida en pareja se los dificulta.
Ojo, esto en teoría aplica en ambos géneros, es decir, hombres que quieren adelgazar y/o volverse fit que tienen como parejas a mujeres gorditas que no tienen la más mínima intensión de cambiar, sin embargo creo que estos casos son los menores, en realidad casi siempre sucede al revés, después de todo dicen que las mujeres buscamos cuidar nuestra imagen más que los hombres (difiero, pero bueno, eso dicen…).
Total que de repente, cuando la incompatibilidad de objetivos es realidad en la relación, el camino hacia la meta se puede volver muy tormentoso -y casi imposible-.
A mi me pasó, gracias a Dios después de un año y medio de persuasión y de contagiarle mi “Healthy Lifestyle” a mi novio, cedió y dio su brazo a torcer: se puso a dieta y hoy ya perdió 20 kilos, además de que encontró una nueva pasión deportiva: el box; así que en mi caso muy particular, las cosas se facilitaron, pero debo decir que el inicio fue una verdadera complicación técnica.
Él: “Amor, te invito a cenar a un restaurante italiano súper romántico”
Ella: “Pasta? Carbohidratos? ¡Estas loco!”
Él: “Amor traje pizza y unas películas, las vemos en tu casa?”
Ella: -cierra la puerta y se aleja corriendo-
Él: En el cine: “Me da un combo con palomitas jumbo, refresco, nachos y hot dog por favor… quieres algo amor?”
Ella: Una botella de agua.
Para los/las casados/as:
Él: ¿Que vas a preparar de cenar?
Ella: ensalada
Él: ¿Y si mejor a mi me haces unas quesadillitas?
Ella: ok, tu quesadillas, yo ensalada. (comes tu ensalada oliendo las quesadillas de tu marido sentado al lado)
¿Les suena familiar?
La verdad es que intentar llevar una alimentación saludable cuando tu pareja no lo hace, le suma 100 puntos a tu esfuerzo y fuerza de voluntad.
Tengo amigas que en su proceso de reducción de peso, me contaban como sus cocinas y alacenas estaban repletas de antojitos dulces, cereales, comida chatarra y no podían deshacerse de ello por que eran los tesoros preciados de sus adorables parejas. ¿Yo? ¡Me muero!
Lo mismo sucede con los hábitos deportivos, cuando yo empece a correr y a entrenar de forma seria y comprometida en el gimnasio TODOS LOS DÍAS, prácticamente deje de ver a mi novio entre semana. En mi caso sucedió que justo en esa época de transición él empezó a tener mucho trabajo, salía muy tarde todos los días, entonces yo “aprovechaba” el tiempo sola y me iba al GYM. Después cuando esa racha laboral se calmó, yo ya tenía el hábito bien plantado de ir mínimo 2 horas todas las noches al gimnasio (la verdad es que en esa época pararme temprano no me hacía mucha gracia, prefería ir después de trabajar). Inconscientemente empece a darle un peso y una importancia a mis tiempos de entrenamiento, que de repente se volvieron prioridad.
Sábado en la mañana.
Él: ¿Qué haces amor? ¿Paso por ti para ir a desayunar?
Ella: No puedo, voy a ir a correr, pero te veo para comer.
Domingo en la mañana:
Él: ¿Qué haces amor? ¿Paso por ti para ir a desayunar barbacoa?
Ella: Mejor ve con tu familia, voy a ir a entrenar al gym.
Hasta que empece a incluir a mi novio, un poco a regañadientes, un poco obligado, a mis actividades deportivas, de repente me lo llevaba a correr, de repente solo a “hechar porras” pero sentí que si no lo incluía en mi nuevo estilo de vida, mi relación se iba a derrumbar.
Para las y los que están en esta desafortunada situación, aquí mis consejos para salir bien librados:
1. No te aísles, inclúyelo/la. Hazlo/la parte de este cambio y haz que disfrute estar contigo en esta nueva etapa.
2. Si te ofrece comida que no puedes comer, no te enojes, a veces ellos/ellas no memorizan qué esta prohibido y qué no, así que amablemente dile que no puedes comer eso.
3. Busca alternativas de restaurantes que tengan menú “dual” es decir, no lo/la hartes con restaurantes super healthy sin ninguna opción “llenadora”. Lugares como “La Buena Tierra” o hasta cualquier lugar de sushi, tiene opciones de verduras al vapor, asadas o cocidas, pero también platillos con carbohidratos para los que no están a dieta.
4. Si él/ella piden en un restaurante o lugar algo súper engordativo, ¡no critiques! va a terminar odiando tu nuevo hábito, mejor explícale poco a poco los daños que ese tipo de estilo de alimentación le va a llevar, pero trata de hacerlo en un momento donde no estén comiendo… es horrible que le vas a dar una mordida a tu hamburguesa y te empiecen a juzgar. ¡No seas intensa/o!
5. Hagan actividades deportivas disfrazadas de outdoor recreativo, como ir en bicicleta (los domingos en Reforma para los que viven en la Cd. de México son ideales), patinar, sacar a pasear al perro, escalar, senderísmo, etc. Pueden ser excelentes citas y sobre todo fuera de la rutina.
Recuerden que cambiar el estilo de vida, no solo nos cambia a nosotros sino cambia nuestro entorno y si nuestras amistades y gente que nos rodea no cambia con nosotros, tal vez es momento de cambiar de grupo social, predica con el ejemplo y cuando tu pareja vea tus resultados, se inspirará tanto que querrá seguir tus pasos (se los digo por experiencia).
Wouu !! Tengo que presumir aqui a mi gordo bello (que en realidad es mas flaco que una vara) el fabulosamente come de todoo aquello que nos privamos por miedo a engordar (llamese hartos carbohidratos) y no sube ni una libre, bien por el, pero no pasa lo mismo conmigo que apenas dejo de cuidarme, inmediatamente hacen acto de presencia mis odiosas muffin top, como sea, el punto a presumir es que tengo la suerte de que mi marido me apoya muchisimo con este habito mio el de correr, comer menos chucherias, alimentarme sanamente, etc… La comunicacion es super importante en todos lados !
Saludos
Felicidades! Tener una pareja o familia que te apoya y se compromete junto contigo facilita el 50% del proceso
Mi caso es más grave que esto que estas comentando, no es tan fácil, y me siento sin salida.
He sido flaca toda mi vida, siempre he hecho ejercicio, no se lo que es una dieta, pero ahora a mis casi 43 años lo que hago es simplemente tratar de no comer cochinadas, pero siempre he sido muy controlada y disciplinada, y he practicado muchos deportes, siempre me ha gustado. Pero me case con un hombre al que amo profundamente por que es un gran ser humano, pero que llego a pesar 200 kilos, por su problema de gordura se puso la banda gástrica y bajo 100 kilos, pero la banda le trajo otras complicaciones y se la tuvieron que quitar hace dos años, y en el transcurso de esos dos años volvió a subir de peso 60 kilos, y sufro mucho con esta situación, he intentado todo todo todo, pero se que ya no esta en mis manos, depende de el que quiera cambiar, pero en el día a día sufro mucho y mi frustración ya no da para mas, ya hable, llore, me enoje, imanes en la orejas, malla supralingual, pastillas, nutriciónista, llevarlo al GYM, crossfit, caminar, comida sana en casa, etc etc etc. Come sano en casa, pero que come afuera? Y yo? Cómo si fuera su madre o su guarda espaldas, es agotador, siento que ya no puedo más….y lo que es peor….es que yo no quiero un adonis yo sólo quiero un marido sano y que me dure muchos años, para hacer muchas cosas juntos, eso es todo!
Te entiendo perfecto, la obesidad pasa de ser un problema estetico a un problema social, de salud, y seamos sinceros, no es nada bonito tener una pareja con obesidad. En el tratamiento que yo hice nos explicaron que el bypass y la banda, te cambia el cuerpo pero no la mente, tienes pensamiento de gordo en un cuerpo flaco y por eso no funcionan, el cambio debe venir desde adentro. Es muchisimo sobrepeso pero hasta que no se concientice y decida cambiar de raiz y con toda la voluntad, NINGUNA dieta ni rutina deportiva ni NADA va a servirle… en lo que te pueda apoyar con gusto.
Saludos