Mientras vas bajando de peso y avanzando en tu progreso, tienes que acudir a citas con el/la psicólogo/a en turno para tu valoración, además de un programa de pláticas y coaching que, aca entre nos, al principio odiaba, pensé que me iban a sentar en un grupo en círculo y que me iba a parar a decir: “Hola, soy Ely y soy gorda” pero realmente te cambian la vida. Te enseñan a comer, a distinguir el hambre de la ansiedad, a conocer en realidad que es lo que te mueve a comer y determinar la raíz de tus malos hábitos, a elegir los alimentos que verdaderamente nos ayudan a perder peso y no dejarnos llevar por la engañosa publicidad de los productos “light”. A leer las etiquetas de información nutricional de las cosas y no solo dejarnos llevar por todo lo que tiene impreso en la etiqueta un letrero de “bajo en calorías” porque no necesariamente beneficia a la pérdida de peso.
A los que me preguntaron que tan difícil estaba el proceso mientras lo estuve viviendo, siempre les contesté lo mismo: ESTA MUY, PERO MUY, PERO MUY RUDO. No les voy a mentir. No es una varita mágica, no son las pastillitas que te quitan el hambre ni las gotitas que te inhiben la ansiedad. De hecho no alteran tu sentido de la saciedad de ninguna forma. Las primeras semanas sientes que mueres por morder algo “real”.
La cosa se pone peor cuando tienes compromisos sociales, llámese una cena con los amigos, una salida a un restaurante con comida deliciosa, bautizos, bodas, vacaciones… las tentaciones están por todos lados. Recuerdo perfecto que cuando tenia 3 semanas con el tratamiento tuve el cumpleaños de una amiga y nos invitó a su casa a celebrar con pizza y pastel de chocolate. Mis dos platillos favoritos. ¿Yo? obvio cargando mis proteínas, pero todo se me antojaba. Literal, babeaba con el olor de la pizza, tanto que me tenia que salir de repente a tomar aire. Creo que ahí es donde mides de qué estas hecho. Quieres llorear, patalear, decir “solo una mordida” pero no se vale. No hay ese “solo una mordida”. Una mordida te saca de cetosis y todo vale gorro, así que debes de ser fuerte.
Pero va pasando el tiempo, le empiezas a encontrar el gusto a los dichosos licuados, te empiezas a acostumbrar y con muchísima voluntad, lo vas logrando poco a poco.
Al final, el proceso tiene una fase de re-educación y mantenimiento, estando ya fuera de cetosis, en donde van integrando poco a poco el resto de los grupos alimenticios (no se trata de vivir a base de licuados el resto de tu vida) sino que aprendas a ser selectiva: qué comer, cuándo comerlo y cuánta cantidad. Así, vuelven a regresar a tu vida los lácteos, pero ya no el mega vaso de leche con Chocomilk todas las mañanas, regresan a tu vida los carbohidratos, pero en forma de una pequeña rebanada de pan tostado y no en la mega pasta “abondanzza” de Italiannis en la noche, regresan inclusive las grasas, pero de origen animal y no las Sabritas adobadas. Es importante mencionar que el propio paladar, después de haber pasado una restricción tan tremenda, se vuelve mucho mas educado, mas selectivo y valora mas cada sabor.
Antes de mi tratamiento yo me seguía de largo la sección de ensaladas en los menús de restaurantes. Hoy por hoy mis restaurantes favoritos son los “buffet de ensaladas” tipo Green Grass o Day Light Salads, donde eliges tus verduras, tu proteína y tu aderezo. (Mas adelante les hablaré en otro post, del cuidado que deben tener al pedir una ensalada, no por ser ensalada es light).
Este blog no tiene fines de lucro y nadie me ha pagado por hablar bien o mal de determinado tratamiento, por lo que les dejo las opciones que yo conozco (seguramente hay mas) que se apegan a este tipo de dieta proteinada con evolución en fases y que evidentemente varían una entre la otra en precio y resultados.
1. Vive Ligero del Hospital ABC Observatorio – De entrada, la valoración para ver si eres candidato cuesta aprox 12,000 pesos. El costo del tratamiento depende de cada paciente y sus kilos a bajar.
2. Pronokal – El producto cuesta 365 pesos (caja con 7 sobres de proteina) y el 1er mes consumes aprox 5 sobres al día (hechenle números) mas la consulta del nutriólogo
3. Proteifine – No se costos, se que anda muy similar a Pronokal
4. Medifast – Es mas económico, sin embargo en lo personal no me gusta esa opción, sus sobres vienen con una alta dosis de carbohidratos que no te permite entrar a cetosis, aunque es mucho mas leve el sacrificio porque tienen hasta unas “chips” de proteina
5. Prudhoga – Se que existen, pero no los conozco
Varían en precios, algunas con mayores beneficios que otras, investiguen, comparen, experimenten, vean cual se adapta a sus necesidades, bolsillos, horarios… el chiste es que se decidan a cambiar.
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