6 aprendizajes de 6 meses de casada

Hoy cumplo 1/2 año casada. Tal vez sea relativamente poco, comparado con relaciones maduras que llevan cientos de años; pero es el tiempo suficiente para tener mis primeras enseñanzas, que hoy, precisamente casi 6 meses después de mi último post ( ya seee, ya seee, los tengo muy abandonados, precisamente de eso también voy a hablar) comparto con ustedes, mis queridos lectores.

Enseñanza #1: El amor es dulce; el matrimonio es dulce, salado, de harina, de pastor, de pepperoni, al pesto, con extra queso… etc.

Tanto había oido de las parejas que engordan al casarse que pensaba que se trataba de solo un pretexto para dejarse ir. No señores, no lo es, es real, es algo tangible con pies y cabeza. El matrimonio, en su fase aún de honeymoon, es el pretexto ideal para subirle a las calorías y por ende a los kilos. Tú, como mujer recién casada, estas lista para demostrarle al mundo lo excelente “Wifey” que puedes ser en la cocina, horneando galletitas o cocinando cualquier cosa deliciosa, grasosa y/o dulce para complacer a tu media naranja. Él, por su lado, seguramente se esta estrenando en la cocina, ya que, si vivía sólo antes de casarse, pues seguro se alimentaba de pizza y comida enlatada. Si vivía aún con sus padres, seguro mami le hacía de comer, total, que en su afán de demostrar que “también es un master chef” lo verás crear todo tipo de recetas de Tasty y te sorprenderá con enchiladas suizas, para rellenar, ¡digo, alimentar! a su linda esposita.

Si de novios no vivían juntos (como fue mi caso), los antojos solo se limitaban a únicamente los fines de semana, ahora se han multiplicado 24/7 y lo que no se le antoja a uno, se le antojo al otro y ahí vale gorro la cosa (y a dieta).

Enseñanza #2: El matrimonio no se trata de hacer todo juntos, sino de juntos descubrir la manera. 

He oido que la luna de miel post matrimonio dura tres años, otros dicen que uno y así, cada quien habla como le va en la feria. A mis 6 meses de casada puedo afirmar que aún sigo en ese periodo donde todo es color de rosa, donde ver levantado el asiento de la taza del WC, todavía no me causa tanto (¡taaanto!) escozor y donde si, a veces, no dejar un plato en su lugar causa conflicto, pero aún no la guerra y siempre se puede arreglar todo con un beso. He aprendido que en esto del matrimonio no hay bien ni mal, ni reglas establecidas, ni un manual que te diga cómo hacerlo, pero que si ambos intentan, con amor y dedicación, encontrarle solución a las cosas y descubren la fórmula para la paz, ya estas del otro lado.

Enseñanza #3: Se necesitan días de 36 hrs para ser profesionista, esposa, ama de casa y además de todo seguir siendo tú.

Desde antes de casarme, en mis épocas de novia feliz, solía quejarme de que no me daba tiempo de nada… ja! Pobre ilusa, si alguien me hubiera dicho que la agenda se complicaría 10 veces más, no lo hubiera creído. Sí, porque lo mas difícil es seguir con tus responsabilidades; en mi caso, mi trabajo con horario godín, cumplir con tus labores de ama de casa, que si bien, aunque tengas la bendición de una persona que te ayude en el servicio doméstico, siempre es necesario llegar en la noche a casa a darle “una acomodadita” a las cosas; cumplir con tus labores de esposa, ofrecer tiempo de convivencia a tu marido (o lo que viene siendo, tiempo para Netflix) y además de todo, seguir teniendo tiempo para ti y las cosas -relevantes o no- que solías hacer antes de convertirte en “señora de”. En mi caso, tenía ya 6 meses de no escribir en mi blog; buscar un espacio en la agenda el fin de semana para irme a hacer un facial o un manicure es casi misión imposible y ni que decir del ejercicio, si quieres seguir con el healthy lifestyle, definitivamente algo en tu día debes de sacrificar. Mis días y horas al lado de mi esposito son sin duda las mas felices, pero también, las mas acaparadoras de tiempo y se que debo de corregir ciertos hábitos que he perdido, ordenar mejor mi agenda y poder lograr ser una “superwoman” sin morir en el intento.

Enseñanza #4: Como toda convivencia social, las reglas son básicas.

Querer ir por la vida pensando que las cosas solitas van a agarrar forma, es como pensar que el Peje puede llegar a ser presidente y sacarnos a los mexicanos de pobres. Sin convertir el matrimonio en una dictadura y siempre, con flexibilidad de romperlas, las reglas son básicas en cualquier democracia. Hacer listas de responsabilidades, quién hace qué y cuándo, horarios, límites y consideraciones especiales, siempre es bueno que todo quede claramente asentado si es necesario en un papel y así no haya después sorpresas y que a Chuchita la bolsearon.

Enseñanza #5: Aunque cueste mas trabajo, no perder los detalles del noviazgo, nunca.

A mi ahora esposo y a mi, nos causaba cierto asombro como algunas parejas de amigos casados nos decían mientras éramos novios la típica frase: “uyyy pero espérate a que se casen, esos detalles van a desaparecer” La verdad es que 2 años y medio de noviazgo fueron el mejor ensayo para demostrarnos a nosotros mismos que si uno no quiere, los detalles no tienen porque desaparecer. No me refiero a regalos costosos ni flores cada mesario, me refiero a los pequeños detalles que sabes que al otro le gustan y que si tu no lo permites, no tienen porque dejar de ser parte de su rutina. Eso si, los detalles no crecen solos de los árboles, es uno mismo el que debe fomentarlos y trabajar siempre en mantener vivos los rituales y las sorpresas.

A veces el tiempo juega en contra y esto se une a mi Enseñanza #3, pero venga, que a nadie le toma mas de 30 minutos preparar el desayuno o inventarse un menú especial para cenar en cama mientras ven su serie favorita.

Enseñanza #6: Los cuentos de hadas si existen (si los dos quieren)

Aunque se burlen y me cruficiquen los y las haters, creo que el statement de Freud que asegura que “muchos de los problemas matrimoniales sientan sus bases en la cultura del romanticismo, y es que el amor se ha idealizado hasta el punto de creer en los príncipes azules” es digno de amargados y de gente que no cree en el amor. Si, sé que de amor cursi y rosa no vive un matrimonio y también estoy consiente que se necesitan 1001 habilidades mas que amar a la otra persona, para sobrevivir un matrimonio, pero si desde un inicio crees que tu historia no es digna de un cuento de hadas, y no juras que te casaste con el príncipe azul, entonces creo que ya llevas la mitad del terreno perdido.

Seguramente idealizar a tu one and only puede llegar a ser un problema cuando resulta que al susodicho le olían los pies y lejos de cooperar en tus planes de pareja, invierte toda su quincena en tables y bares de mala muerte con sus amigos, pero si ese no es tu caso (como gracias a Dios no es el mío) entonces un toquecito de magia y de sentirte la reina del planeta por haberte casado con esa persona no creo que tenga nada de malo. Además, para eso en teoría viviste un noviazgo ¿no? en ese lapso de novios, ya pudiste ver de que lado masca la iguana y si aún así te aventaste al ruedo, no se vale después hacerse la o el sorprendido/a.

Happily married,

-Ely

 

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