“30, coqueta y poderosa” es la frase que Jenna Rink , de la película “Si yo tuviera 30” (13 going 30) repite a sus 13 años en el armario mientras pide como su máximo deseo despertar y tener 30.
Creo que yo a los 13 años me imaginaba a los 30 igual que Jenna, idealizaba un cuento de hadas, un príncipe azul salvándome en su blanco corcel del mundo de terror, llevándome a vivir a una mansión donde atendería a mis hijos, mis perros y viviría feliz para siempre. Creo que de mi proyección solo tengo a los perros.
Sin embargo, hace 12 años que llegué a vivir a México, me propuse una serie de objetivos, iniciando con la supervivencia y culminando con un desarrollo y crecimiento profesional, mismos que misteriosamente se han ido cumpliendo, casi como arte de magia. Mi década de los 20 a los 30 la vivi a full en esta gran ciudad; de repente sola, de repente demasiado acompañada. De buenas, de malas, en crisis, en euforia, festiva, deprimida, alterada, agobiada en el tráfico, mojándome en la lluvia, en dobles turnos de chamba, conociendo gente increíble, amigos que hasta la fecha se han convertido en hermanos, gente buena, gente mala, gente que entro y salió de mi vida, amores y desamores, frustraciones y muchas, muchas sonrisas que tal vez ameriten una primera inyección de ácido hialurónico en los próximos meses, porque si, estimados y estimadas, llegaron los 30s.
Los que me conocen bien, saben que le tenia una especia de repele a este día, no por los 30s en si, sino por el entorno general en el que los recibo. Año de cambios, año de cerrar ciclos, año de análisis y balances generales, donde al final de cuentas hoy siento que el saldo es a mi favor.
Siendo sincera conmigo misma tengo que reconocer que:
- Soy mas valiente, menos insegura y mucho mas fuerte que a los 20s
- He mejorado mis hábitos de vida en general, tengo una vida mucho mas saludable y un hobbie que amo y disfruto pero sobre todo, que se ha vuelto una pasión
- Soy independiente, aprendí a tomar mis propias decisiones, regarla, caerme, volverme a levantar, secarme las lagrimitas y seguir avanzando.
- Al fin pude hacer las paces conmigo misma, dejar de reclamarme cosas del pasado, dejar de autocastigarme y por el contrario, aceptarme con mis errores para tratar de cambiarlos.
- Aprendí que la felicidad no está en encontrar a un hombre que te ame, sino en amarnos a nosotros mismos y como consecuencia de ese auto-amor, el universo en automático te manda a alguien para compartir tu vida y tu felicidad.
Llego al famoso tercer piso sin resentimientos, sin remordimientos y sin ataduras. Si pudiera, no cambiaría nada de las cosas que vivi en estos últimos 10 años, por que estoy consiente que todo lo que hice, vivi, conocí, probé, visité, dije, soñé, planee, deje de hacer y sentí, fueron parte del manual de supervivencia que hoy me se de memoria para afrontar los 30s.
No le tengo miedo a esta nueva década, al contrario, creo que ya hasta siento emoción, muero por descubrir qué me deparará el destino, cuál es el plan que el universo tiene para mi, laboral, personal y socialmente. Pero sobre todo sé, que cuento con las herramientas, la calma y la inteligencia para salir de cualquier bache que se me presente en el camino, porque no sería la primera vez y ya aprendí a confiar, que siempre, siempre, siempre, termina uno saliendo de esos obstáculos.
Prepárate mundo, porque la Ely treintañera llegó y llegó con todo.
Los 30 que se fueron, seguro fueron buenos. Pero los 30 que vienen, serán mejores. Feliz cumpleaños!