Este fin de semana tuve la oportunidad de viajar a Oaxaca, entre otros menesteres, acompañe a mi buena amiga Bárbara a la boda de la hermana de uno de sus mejores amigos: Manne Felicci y Rodrigo Dávila (sip, the Motel guy) misma que fue hashtagueada en redes sociales como #BodaRoMa por sus iniciales. Una boda simplemente espectacular en un lugar enigmático, lleno de mística y luz propia. Yo no tenia el placer de conocer Oaxaca y me pareció un lugar muy lindo, aunque debo decirles que desafortunadamente viaje en condición de bulto, debido a una lesión que tuve en el tobillo la semana pasada por lo que lo traigo inmovilizado, entonces muletas para aca y muletas para allá, mi movilidad era un poco complicada, sin embargo ese no fue impedimento para degustar las delicias culinarias que ofrece Oaxaca.
Es bien sabido que en los viajes se rompe un poco la dieta, pero en esta ocasión fui mas allá del “un poco” ya que no me podía ir sin probar su mole (que amé) los originales tamales oaxaqueños, sus tlayudas y memelas, el agua de horchata y de tuna, el arroz con plátano macho y… acaso ya mencione el mole? Jiji.
La cena de la boda fue servida por Casa Oaxaca Restaurante y nos súper encantó a todos los invitados, por lo menos a los de mi mesa.
Pero el tour gastronómico ¡no paró ahí! Uno de los días fuimos a almorzar al famoso Mercado de Oaxaca reconocido por sus platillos, eso si, menos gourmet, pero mas abundantes y ni que decir, igual de deliciosos.
El chocolate Oaxaqueño es otra historia, si ustedes son fans del chocolate abuelita caliente, tienen que probar el chocolate Oaxaqueño, ¡exquisito! El mejor y mas reconocido es el chocolate marca Mayordomo, yo hasta me traje unas cajitas a México.
Mezcal, telares, barro negro, artesanías típicas Oaxaqueñas, huipiles y mucho, mucho sol, bañaron las calles de Oaxaca este fin de semana y con la boda del año, la ciudad completamente paralizada.
De esto se trata la vida y el equilibrio, desde mi muy particular punto de vista, de disfrutar y no excederse, si tal vez rompí un poco mi dieta habitual pero no podía ir a Oaxaca y no probar todas esas cosas, me pesa un poco el no poder correr aun por mi lesión en el tobillo, ya con eso quemaba todas las calorías y carbohidratos consumidos, pero no tengo prisa, trabajare en mi rehabilitación y pronto estaré corriendo como nueva las calles y parques de la Ciudad de Mexico.
Si aún no tienen un destino vacacional para semana santa, les recomiendo ampliamente visitar Oaxaca, existen mil tours y actividades turísticas, zonas arqueológicas, paseos y entretenimiento pero sobre todo un deleite al paladar.
Si de pecar se trata, es mejor haciéndolo con tradición que con productos procesados llenos de azúcar y químicos.
Les dejo fotos del viaje y sobre todo, de su deliciosa comida.
Llegando a Oaxaca y a sabiendas de que me iba a portar mal, empece el viaje con juguito verde y té verde:
Este desayuno delicioso, de huevo revuelto con enmoladas del mercado de Oaxaca:
Chocolate Oaxaqueño de El Mayordomo con pan de yema:
De la cena de boda, ceviche servido en un coco… yummy!
Aquí el menú de la boda
La Casa de la Abuela, un clásico de Oaxaca:
Y como no todo es comer, también conocimos un poco, les dejo esta foto de la iglesia de Santo Domingo una joya arquitectónica.